
"La idea es que el castillo sea tutelado por el Ayuntamiento y todos los beneficios sean para el pueblo", ha explicado a Efe el sacerdote de noventa años de edad. Desde 1997, cuando fue restaurado por la Junta de Castilla y León con una inversión de 300.000 euros, los restos de la fortaleza se han convertido en un centro de interpretación tanto de la Villa de San Felices -declarada Conjunto Histórico-Artístico- como de la ruta de fortificaciones de la frontera hispanolusa colindante con la provincia de Salamanca.
Francisco de Dios es el heredero de este castillo, ya que la Casa de Alba lo abandonó y su padre, Ángel de Dios, lo pudo comprar con 33.000 reales hace ochenta y ocho años. "Varios vecinos del pueblo se adueñaron del castillo y decidieron tirarlo para aprovechar la cantería, pero mi padre no lo permitió y se lo compró" a la Casa de Alba, ha explicado.
En 1954 unos argentinos ofrecieron por el castillo catorce millones de pesetas, pero el trato no fraguó, ha recordado entre otras vicisitudes.
Ahora, después de algún tiempo cerrado, esta torre se encuentra abierta al público y "cuando me muera quiero que sea un beneficio para la gente de San Felices de los Gallegos", asegura el dueño.
El acuerdo se ha formalizado, tras un escrito que el propio dueño ha enviado firmado al Ayuntamiento de San Felices de los Gallegos
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