
Con las primeras luces del alba, la Virgen salió desde su sede canónica de la iglesia de Santiago y se dirigió hacia la Catedral de la Encarnación –una de las novedades del recorrido de este año–, donde presidió la misa de nueve de la mañana, oficiada por el Deán del primer templo de la diócesis, Alfonso Fernández-Casamayor, auxiliado por el delegado episcopal de Hermandades y Cofradías, Francisco Aranda.
La Dolorosa fue en el nuevo trono para el rosario de la aurora con diseño y ejecución de Miguel Ángel Martín y donde se observan variadas y numerosas alegorías y referencias a la Virgen. Asimismo, estrenó el manto de capilla de color celeste obra de Manuel Mendoza y Salvador Aguilar.

En el cortejo fueron hermanos con velas y figuró el estandarte de la Virgen del Rosario, obra de Revello de Toro en sus inicios, restaurado por Quibla Restaura y Alicia Vallejo. La imagen callejeó por el Centro Histórico, acompañada por centenares de personas, que acudieron tanto a ver a la Virgen del Rosario como a escuchar a la banda de Tejera en su debut en Málaga tras un trono.
Este rosario de la aurora extraordinario dejó numerosos momentos para el recuerdo. Especialmente intenso fue el discurrir por calle Beatas, donde en algunos de los balcones de sus deterioradas fachadas colgaron banderas celestes alusivas a la Dolorosa. A la llegada a la plazuela Jesús Castellanos, desde un balcón situado en la esquina de calle Granada con San Agustín, Miguel Aguilar, hermano de la cofradía, recitó un poema dedicado a la Virgen del Rosario como preámbulo al descubrimiento de un mosaico situado en la fachada de dicho inmueble, junto al de Jesús de la Sentencia, que fue saludado con aplausos y una gran petalada.
Con la emoción a flor de piel y bajo un sol de otoño, el cortejo enfiló el último tramo de calle Granada, alfombrado y perfumado con romero, ciprés y hierbabuena, hacia la iglesia de Santiago, donde la banda de Tejera volvió a interpretar la marcha ‘Reina del Santo Rosario’ hasta que la Virgen se situó junto a la capilla donde recibe culto y donde le esperaba su Hijo, Jesús de la Sentencia.
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