En la catedral de Sevilla se celebró la Eucaristía en la que se confirió el orden del diaconado a tres personas que han sido formadas durante cinco años para ser diáconos permanentes. El período formativo incluye un año introductorio o de discernimiento vocacional, y cuatro de formación teológica, litúrgica y de pastoral diaconal. La Eucaristía fue presidida por el obispo auxiliar, mons. Santiago Gómez Sierra. Los tres nuevos diáconos permanentes son Juan José Iglesias Pérez, José Julio Álvarez de Castro y José Cano Espinosa.
El diácono permanente es un hombre cristiano, casado, que por el sacramento del orden queda constituido en servidor de la Iglesia y de los hombres, sus hermanos. Es un hombre que trata de ser, por esta ordenación diaconal, un signo vivo y testimonio de Cristo Servidor.
Para ser diácono permanente hay que cumplir una serie de requisitos: ser un hombre casado, entre los 35 y 56 años de edad, y con cinco años al menos de matrimonio estable. Puede ejercer cualquier actividad laboral o profesional y, como norma general, tener garantizado un sostén vital digno para él y su familia. Igualmente ha de haber dado testimonio cristiano evidente en su vida familiar y educación de los hijos, en su vida laboral, social y eclesial.
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