El Rey Baltasar de la Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla honró a la Esperanza Macarena a su paso por la Basílica que la cobija todo el año y se postró a sus pies. Una representación de su carroza, de su séquito, abandonaron por unos minutos el cortejo real, para trasladarse al interior de la Basílica y depositar a los pies de la Santísima Virgen un ramo de rosas blancas. La ilusión y la esperanza unidas en estos momentos para muchas personas malos y difíciles.
Al aproximarse la carroza del Rey Baltasar, las campanas de la Macarena comenzaron a repicar. Las puertas de la Basílica abiertas, de par en par, mientras transcurría la Cabalgata de Reyes Magos. La Macarena desde su camarín no quiso perderse el paso de "la ilución", de tres Reyes que como un día en Belén, llevan regalos a todos los hogares de España. Ella, que es Esperanza de la humanidad, Emperatriz del Cielo y Madre de Sevilla y de todos, esperaba la visita de un hijo muy especial: el Rey Baltasar hecho macareno, que como no podía ser de otra forma, se postró a sus pies desde lo alto de su carroza y tres miembros de su séquito se introdujeron en el interior de la Basílica para entregar a la Señora un ramo de rosas blancas, que depositaron a sus pies, en su altar desde donde Ella durante todo el año nos protege.
El Rey Baltasar quiso regalar rosas blancas a la "rosa más escogida de la humanidad" y en ese ramo de rosas la petición más sincera del que está llevando ilusión a todos los corazones de Sevilla en esos momento; del que en la noche mágica del 5 de enero llevará la esperanza a los niños y mayores ingresados en el Hospital; del que recogerá por las calles de Sevilla, Triana y Los Remedios, la petición callada, silenciosa y casi íntima, de infinidad de personas que no pierden la ilusión, que no pierden la esperanza de una sociedad mejor, con trabajo y solidaridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario