Desde que saliera la Virgen de la Esperanza por la Puerta de Palos de la Catedral de Sevilla, hasta que entró en la Basílica de la Macarena se repitieron verdaderas muestras de cariño hacia la Madre de Dios, bajo la advocación de la Esperanza Macarena. Grandes, pequeños, medianos..., de todas las edades se echaron a la calle y protagonizaron imágenes que pasarán a la historia de la Hermandad de la Macarena y de Sevilla.
Imágenes como la Macarena en la Plaza de España; en el Rectorado; por toda la Ronda; la entrada en la Capilla de Los Negritos o en la Basílica de María Auxiliadora; frente a la casa que viera nacer a Santa Ángela de la Cruz o el barrio de San Julián, ya son historia.
Al cerrar la puerta de la Basílica de la Macarena, se clausuraba el Año Jubilar concedido a la Basílica por la Penitenciaría Apostólica al conmemorar el L Aniversario de la Coronación Canónica de la Macarena. Todo ha pasado a la historia. Queda el recuerdo vivido, las imágenes producidas por el paso de la Santísima Virgen, tanto a la ida a la Catedral como al regreso de la Plaza de España serán recordadas muchos años y formarán parte de la particular historia de cada sevillano o sevillana.
La verdad, la Macarena repartió "esperanza". Esperanza para las personas que no encuentran trabajo; esperanza para los enfermos que buscan su sanación; esperanza en una Sevilla mejor y más próspera..., y Sevilla necesita esa "esperanza".
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