El Poder del Dinero
No debería titular así una columna en un periódico sobre noticias
y asuntos de la Iglesia Católica, pero por desgracia, en estos días, nadie
escapa al titular.
Crisis económica, malversación, despilfarro, déficit... Los
vocablos de tipo económico salpican, saturan diría yo, los noticieros y la vida
de todo Occidente. Especialmente para algunos países, como el nuestro, la
saturación sobrepasa los límites permisibles, sobretodo cuando la política
neoliberal que ha inundado esta Europa nuestra, ha condicionado niveles de
pobreza en nuestro país, a los que la mayoría de nosotros no estamos
acostumbrados.
Es esta política neoliberal, nada nueva pero si terriblemente
dañina, donde el capitalismo mas duro encuentra su acomodo, que propicia
números en lugar de personas, dinero en lugar de bienestar (bueno, bienestar
sí, pero solo para los que acaparan y manejan el dinero)... Todo aquello que
durante años, en esta sociedad de profundas raíces cristianas, que es la
sociedad europea, había conseguido en pos de la igualdad de sus habitantes, y
que está en lo más profundo de esa filosofía propugnada por aquél Jesús de
Nazaret, todo aquello decía, se va al traste para hacer mas ricos a unos
cuantos, a costa de empobrecer a muchos.
Nada nuevo por otro lado, ya el propio Jesús, según cuentan los
escritos que hablan de él, peleó contra esta terrible injusticia. Podríamos
seguir reinterpretando la historia una y otra vez, porque por desgracia el ser
humano no aprende, y su codicia, como su estupidez, no tiene límites conocidos.
Tampoco la Iglesia escapa a esta historia. Durante siglos ha
vuelto en repetidas ocasiones la espalda a la filosofía original de aquel a
quien sigue, al menos en teoría, y su jerarquía se ha aferrado al poder,
económico y social. No hace falta poner detalles a lo largo de estos dos
milenios de existencia porque no acabaría nunca esta columna.
Y como no, en estos tiempos neoliberales, de nuevo miembros de la
jerarquía eclesial (siempre serán muchos, sea el número que sea), formando
parte de escándalos financieros y económicos donde el enriquecimiento personal
o de un grupo está detrás. Tan aberrante, pero tan sencillamente lógico, al fin
y al cabo, aunque cambien el hábito, y se hagan llamar “eminencia” o incluso
“santidad”, siguen siendo solo hombres.
Si hacemos caso de la historia, esta volverá a repetirse una y
otra vez con este tema... la codicia forma parte de la idiosincrasia de este
mono inteligente que se llama a sí mismo hombre (y algunos inclusos “hijos de
Dios”), y por mucho que su mente evoluciona hacia valores mas acordes con la
convivencia y la mas valiosa de sus virtudes, que es el amor, jamás (al menos
ninguno de los que esto leen lo verá) será capaz de desprenderse de esa faceta
“oscura”.
Si que debemos seguir luchando, igual que en la sociedad, en la
Iglesia, aquellos que nos consideramos parte de ella, para que estas actitudes
sean reprobadas y no ocultadas, y si es necesario, castigadas, aunque el
reprobado sea un “alto miembro” de la jerarquía. Flaco favor nos haríamos, no
ya justificando, sino ocultando estas conductas. Si nos consideramos seguidores
de aquel que vino a dignificar al humilde, al sencillo, no podemos consentir ni
estas actitudes personales, ni que estas ideologías neoliberales nos manejen,
simplemente porque van contra el humilde, contra el sencillo, contra el hombre
y la mujer de bien.
La historia no cambia mucho, y ahora no está físicamente aquel
Jesús de Nazaret para arrojar a los neoliberales de su Iglesia, pero nosotros
si podemos, y debemos hacerlo. Y como cristiano de base, quiero pedir al resto,
incluida la jerarquía, exigir casi diría, que se destierre de este mundo toda
esta “filosofía” que solo sirve a los intereses de unos pocos, en contra de los
que Jesús vino a dignificar.
UN CONCLAVE PARA EL FUTURO
En unos
días dará comienzo un nuevo conclave, un acontecimiento de esos que marcan un
hito en la historia. La elección de un nuevo Papa es un momento muy especial
que suele permanecer en la memoria de todos aquellos que lo han vivido. Sin ir
más lejos, este pobre escribidor recuerda como si fuese ayer la elección de
Joseph Ratzinger como Benedicto XVI. En
mi caso recuerdo que me pilló en clase y también recuerdo que la clase se
paralizo durante los casi 40 minutos que transcurrieron entre la “fumata
blanca” y la aparición de Benedicto XVI en el balcón de la logia vaticana.
Todos
los conclaves son especiales por lo que significan pero el próximo será
diferente por muchos motivos.
Será la
primera vez en la era moderna que el sucesor de Pedro contará con la
competencia de un Papa emérito. Una situación absolutamente excepcional y que
sentará un precedente importante en la historia de la Iglesia. No dudo de la
buena relación entre los dos pontífices ni de la discreción de Benedicto XVI
pero lo cierto es que el elegido seguirá estando bajo la sombra del gran Juan
Pablo II y de Benedicto XVI.
El
nuevo Papa también será mirado con lupa el mundo general ya que tendrá que
arremangarse la sotana y entrar en la curia al más puro estilo Indiana Jones,
es decir con el látigo en la mano. Escándalos como Vatileaks y otras intrigas
palaciegas pondrán a prueba desde el minuto uno el carisma y el talante del
nuevo pontífice. Y de su capacidad para unir firmeza y mano izquierda dependerá
su éxito.
También
será interesante el papel que jugaran
las nuevas tecnologías en el pontificado que está a punto de comenzar y como se
desarrollarán las propuestas realizadas por el sínodo para la nueva
evangelización.
Al
margen de estos asuntos tenemos las dudas de siempre a cerca del origen y la figura del futuro Santo Padre, aspectos
que quedan al arbitrio del Espíritu y sobretodo
pendientes de la pericia de los señores cardenales para interpretar esta
divina voluntad. No obstante y para que no digan que uno no se moja, en mi
quiniela personal descarto a los candidatos italianos y estadounidenses y al joven cardenal filipino. En cuanto a mi
preferencia, me decanto por un Papa sudamericano y si me piden un nombre
hablaré del Cardenal Madariaga un hombre joven, procedente de la floreciente
Iglesia Latina y con un carisma arrollador en el trato con la juventud. Meras
conjeturas que sólo sirven para echar el rato, no hagan mucho caso. Lo mejor es
que hagan ustedes sus apuestas en casa. La respuesta la tendremos antes de una
semana.
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