lunes, 25 de marzo de 2013

Papa Francisco: "No seáis nunca hombres, mujeres tristes. Un cristiano jamás puede serlo"

En la celebración de la Misa de Palmas del Domingo de Ramos en el Vaticano, el Papa Francisco dijo a todos los congregados "no seáis nunca hombres, mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo". Una llamada a la "alegría de caminar con Jesús, de estar con él, llevando su cruz, con amor, con un espíritu siempre joven". El Papa Francisco presidió su primer Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro. Entró en la plaza poco antes de las nueve y media de la mañana, en un jeep blanco descubierto. Sin saludar. En silencio y con los ojos cerrados. Preparándose para la liturgia de bendición de Ramos y su primera homilía ante el pueblo, tras la misa de inicio de Pontificado.
Fue un discurso breve, de apenas siete minutos, y dos páginas enviadas por el servicio informativo vaticano que, una vez más, el Papa se saltó. Intenso, como nos viene acostumbrando últimamente. Arrancó Francisco recordando que "Jesús entra en Jerusalén.
 
La muchedumbre de los discípulos lo acompañan festivamente". "Jesús ha despertado en el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre, olvidada, esa que no cuent a los ojos del mundo", apuntó el Papa, rememorando la última entrada de Jesús en la ciudad santa, la misma que días después asistiría a su muerte en la Cruz.
 
"También nosotros hemos acogido al Señor, también nosotros hemos expresado la alegría de acompañarlo, de saber que nos es cercano, presente en nosotros y en medio de nosotros como un amigo, como un hermano, también como rey", añadió el Papa. "Y aquí nos viene la primera palabra: alegría. No seáis nunca hombres, mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Nunca os dejéis vencer por el desánimo". Y por favor, "no os dejéis robar la esperanza", dijo, improvisando en el discurso enviado a los medios.
 
"Nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables... ¡y hay tantos!", apuntó Bergoglio, quien recordó que nosotros "acompañamos y seguimos a Jesús", pero "sobre todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar en este mundo nuestro. llevemos a todos la alegría de la fe".
 
Un rey que entra en Jerusalén. "¿Pero qué tipo de Rey es Jesús?". "No tiene una corte que lo sigue, no está rodeado por un ejército, símbolo de fuerza. Quien lo acoge es gente humilde sencilla". Jesús "entra para recibir una corona de espinas, una caña, un manto de púrpura entra para subir al Calvario cargando un madero". "Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz", apuntó el Papa. "Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, y lo salva con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios".
 

No hay comentarios: