domingo, 28 de abril de 2013

Para el Papa Francisco la reforma del Banco Vaticano "no es una prioridad"

La reforma del Banco Vaticano "no es una prioridad" para el Papa Francisco, según apuntó el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, quien desmintió que el Pontífice haya solicitado una lista completa de los propietarios de cuentas corrientes del IOR, como difundió la prensa italiana. "Las noticias trasmitidas por algunos órganos de información, según los cuales el Papa estaría conduciendo en este periodo un examen de la actividad del IOR y haya pedido documentación sobre los cuentahabientes, no tienen ningún fundamento", afirmó.

"Otras son las prioridades de interés más amplio del gobierno de la Iglesia, aunque naturalmente anima la prosecución del empeño de transparencia en las actividades administrativas y financieras de la Santa Sede", indicó.
 
Lo cierto es que a un mes del inicio del nuevo pontificado es recurrente el interés mediático por el tema del IOR y se especula sobre la posibilidad de que el nuevo Papa cierre esa institución para dejar definitivamente atrás un pasado manchado por escándalos.
 
En las primeras semanas de su pontificado, Jorge Mario Bergoglio no ha realizado cambios drásticos, sólo se ha limitado a firmar algunos nombramientos en la Curia Romana y de obispos en diversas diócesis del mundo; pero el grueso de sus colaboradores sigue siendo el mismo de Benedicto XVI.
 
La única innovación ha sido el anuncio del establecimiento de un grupo de ocho cardenales notables, representantes de los diversos continentes, que ayudarán al Pontífice en el gobierno de la Iglesia.
 
Mientras tanto los vaticanistas intentan anticipar cuáles serán sus primeras medidas efectivas del Papa argentino, quien ha despertado muchas expectativas con su estilo austero y humilde.
 
Sobre el "Banco Vaticano", esta semana el Santo Padre Francisco dio su primera señal: durante la homilía de una misa justamente con trabajadores del IOR minimizó la importancia de las oficinas en la Iglesia.
 
"Cuando la Iglesia quiere enorgullecerse de su cantidad y crea organizaciones, crea oficinas y se hace un poco burocrática, la Iglesia pierde su substancia principal y corre el peligro de transformarse en una ONG. Y la Iglesia no es una ONG", dijo.
 
"Todo es necesario, las oficinas son necesarias. Pero son necesarios hasta un cierto punto: como apoyo para esta historia de amor. Pero, cuando la organización toma el primer sitio, el amor se acaba y la Iglesia, pobrecita, se convierte en una ONG. Esta no es la vía", agregó.
 
Estas palabras hicieron suponer a algunos observadores que Bergoglio está considerando intervenir sobre la estructura financiera del Vaticano en tiempos breves, para dejar atrás la sombra de los escándalos que ha afectado su credibilidad en el pasado.
 
 

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