
Con motivo de la celebración del Día Mundial del Refugiado, Cáritas Diocesana de Sevilla reafirma su opción por las víctimas más vulnerables de los conflictos o los fenómenos naturales, que en la actualidad obligan a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares y buscar asilo en otros países. En esta Jornada, Cáritas dirige su mirada, en especial, a las poblaciones de refugiados con las que trabaja para garantizar su dignidad y sus derechos humanos básicos en lugares como Siria, Malí o Colombia.
Como recuerda el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en la actualidad unos 14,5 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y buscar refugio en otros países. A esta cifra cabe añadir el drama que representan otros casi 29 millones de personas que son víctimas de desplazamientos internos dentro de sus propios países. En total, y según datos aportados por ACNUR, a finales de 2012 había en el mundo más de 45 millones de desplazados forzosos, la mayor cifra desde 1994.
Si hay un país al que se pueda considerar en la actualidad el mayor causante de desplazamiento global en el mundo, ése es Siria. A fecha de hoy, 1,6 millones de sirios han cruzado las fronteras para huir del conflicto que desangra el país. Sólo en la primera mitad de 2013, un millón de sirios abandonaron su país para buscar refugio en Jordania, Líbano, Turquía, Iraq o Egipto.
Cáritas Europa también ha hecho pública una nota con motivo del Día Mundial del Refugiado en la que insta a Unión Europea y a sus Estados miembros a garantizar plenamente el acceso a la reunificación familiar para todos los refugiados.
Como se señala en la nota, “para Cáritas Europa el derecho a la vida familiar es uno de los pilares de los derechos humanos. El acceso a la reunificación familiar es un elemento esencial para garantizar la protección e integración de los refugiados”.
Por ese motivo y con objeto de mejorar el acceso a la reunificación familiar para los refugiados, “Cáritas Europa exhorta a mejorar la aplicación de las normas comunitarias, ya que, aunque el propósito de estas reglas es ayudar a las familias a disfrutar de la vida familiar en un país, algunos Estados miembros han fracasado reiteradamente a la hora de aplicarlas”.
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