viernes, 27 de septiembre de 2013

Comienza el Proyecto Raquel en la Diócesis de Jaén

Organizado por la Delegación Episcopal de Pastoral Familiar y Defensa de la Vida y el Centro de Orientación Familiar, con la asistencia de una treintena de participantes ha tenido lugar el primer curso de capacitación del Proyecto Raquel en la Diócesis de Jaén. Los grandes proyectos se logran con pequeños pasos. Y gracias a María José Mansilla, esposa, madre de dos hijos y coordinadora y presidenta nacional de Spei Mater, asociación provida de la Iglesia Católica española, y el padre Jesús Chavarria Ibañez, sacerdote diocesano de la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Licenciado en Teología Espiritual y Litúrgica y padre espiritual del movimiento, han podido dar un paso más para la implantación del Proyecto Raquel en Jaén.
María José Mansilla recordó que el proyecto nació en 1984 en Estados Unidos, desde donde se ha extendido a otros países, entre ellos Argentina, gracias al apoyo del entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, que siempre se ha caracterizado por su firme defensa de la vida y su rotunda condena del aborto, pero siempre desde la misericordia hacia las mujeres que han pasado por ese trance. En España la Asociación pública de fieles Spei Mater tiene encomendado el impulso y desarrollo del Proyecto Raquel, a instancia del obispo José Antonio Reig Pla, que preside, desde 1999, la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida en la Conferencia Episcopal Española.

Para la mayoría de las mujeres, las secuelas del aborto no es solo una patología física, sino también de pena y culpa, aunque en las primeras etapas, les sea muy difícil reconocerlas. Estos sentimientos necesitan sanación espiritual y psicológica. Ambos aspectos deben ser abordados en el proceso de curación. El dolor y la culpa son reacciones normales de una mujer que ha perdido a un hijo o hijos. Ella puede experimentar este dolor inmediatamente después de su aborto, o puede no llegar a padecer este dolor en muchos años, cuando un "incidente desencadenante" de repente la hace consciente de su necesidad de curación. Es entonces cuando y donde la Iglesia tiene que estar preparada para ella, por eso el Proyecto Raquel se encuentra en el corazón de la Iglesia, para ayudar a sanar esas heridas.

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