miércoles, 30 de julio de 2014

Oviedo celebra a San Melchor Quirós

Dentro de las actividades programadas en Covadonga para este mes de julio, por la Delegación de Misiones del Arzobispado de Oviedo, se encontraba la conferencia del sacerdote diocesano y misionero en Tailandia Fermín Alonso Riaño con el título “San Melchor de Quirós y los mártires asiáticos. Semillas de una Iglesia nueva”. Para el sacerdote Fermín Alonso, su recuerdo, y el de otros tantos mártires de Vietnam, está muy presente entre los católicos en Asia. “Vivir la experiencia de los mártires en Asia –afirma–, es comprometerse a seguir siendo testigo de Jesús y lo que Jesús hace hoy en medio de un mundo que no le conoce, y que, por tanto, no puede entenderle”.
En el año 1986 Fermín, natural de Avilés, se ordenaba sacerdote en la diócesis de Oviedo. En sus años de Seminario, entre los 70 y los 80, llegaban numerosos ecos sobre las misiones, entre la misión diocesana, y sacerdotes procedentes de otros países lejanos que acudían a este centro para compartir con los jóvenes aspirantes al sacerdocio sus experiencias. “De alguna manera –recuerda el propio Fermín– todo me influyó para tomar la decisión de ser misionero. Luego vino la experiencia de la proclamación de San Melchor como santo, que movió a la Iglesia de Asturias a mirar hacia el Oriente, y surgió la posibilidad de ir como sacerdote hacia aquellos países, pues ya teníamos en América Latina o en África, pero no en Asia”.

San Melchor, cuya memoria en la diócesis se recuerda todos los 28 de julio, está detrás de la decisión de un grupo de sacerdotes que deciden acercarse a la realidad de los países asiáticos, animados por el testimonio del santo de Quirós. La razón por la que Tailandia fue el país elegido, dentro de todo el continente asiático, responde a que hay muy pocos países asiáticos donde permitan públicamente la entrada a misioneros: “la Iglesia en Asturias envía sacerdotes misioneros, no personas a hacer obras sociales, y Tailandia es uno de esos pocos países que nos permiten la entrada como lo que realmente somos”.

Su llegada a Bangkok, en el año 1991, le hizo encontrarse con un país que en aquel momento estaba abriendo sus puertas a Occidente. Con 62 millones de habitantes, Tailandia cuenta tan sólo con 300.000 cristianos, un 0,5 de la población, que es, en su gran mayoría, budista.

Actualmente Fermín se encuentra trabajando en la diócesis de Udan Thani, al noroeste del país, y a orillas del río Mekong, que hace frontera con los países de la órbita del socialismo asiático, como Laos, Birmania o Camboya.

En Tailandia se respeta a la minoría católica “como una experiencia creyente muy valiosa”, señala el misionero. “En un mundo donde es muy difícil la conversión, es fácil, en cambio, la ayuda social. A través de colegios, hospitales, atención a inmigrantes o a refugiados es como la Iglesia ha podido comunicar la buena noticia”.

Las parroquias, por otro lado, son numerosas pero pequeñas. “Hay colegios católicos a los que acuden 1.200 alumnos, y parroquias donde van 30 personas a la Eucaristía –señala Fermín–. Pero son parroquias abiertas a todo el mundo, donde la gente se junta, y las personas entran y salen, sean budistas o católicos”.

No hay comentarios: