La historia lleva revolucionando la blogosfera anglosajona unos días. Lena, una feminista, relató en su blog [puede estar inaccesible por el volumen de accesos] que en 2012 había decidido abortar a su bebé cuando descubrió que era chico y le revivía mala experiencia con los hombres. No quería traer «otro monstruo al mundo».
Relata al saber el resultado de la ecografía que: «Mi cuerpo me había traicionado. Estaba en estado shock, empecé a llorar […] llorando, sollozando, con incontrolable llanto y una angustia mental del tipo que solo puede ser experimentada por aquellos que han visto sus vidas destruidas por una guerra»
Tres días de reflexión ayudaron a «madurar» la decisión: «Yo no odio a los hombres, odio al patriarcado, en lo que los hombres e incluso algunas mujeres se convierten. No iba a dejar que eso sucediera con mis hijos. Las oportunidades de ello eran mayores si era un niño».
Y el pobre bebé fue asesinado. Ella «recuperó» su salud mental. «Sabía lo que tenía que hacer», añadió. Ya se sentía «feliz» por haber hecho algo positivo: «Todo salió a la perfección».
No hay comentarios:
Publicar un comentario