La Delegación Diocesana de Liturgia ha redactado un documento dirigido a quienes ejercen el ministerio de lector recordando algunas pautas que se deben tener en cuenta. En este sentido, los responsables de la misma recuerdan que el lector es el altavoz de Dios en la Asamblea, porque cuando se lee en la Iglesia las Sagradas Escrituras, Dios mismo habla a su pueblo.
Las normas diocesanas contemplan la utilización siempre los Leccionarios. En ellos encontrarás siempre la seguridad de que la traducción de la Biblia cuenta con el apoyo de los Obispos que son garantes de la fe de la Iglesia. No cualquier traducción es apta para ser leída en la liturgia. Hay que cuidar bien los Leccionarios. Procura que se guarden en lugares dignos cuando no se utilizan. En la Liturgia todo entra por los sentidos. Unos libros sucios y desencuadernados poco dicen de la dignidad e importancia de la Palabra de Dios.
Los lectores deben preparar antes de la celebración la lectura de los textos, incluso leyéndolos en voz alta. Ello dará seguridad y entonación adecuada a la naturaleza propia de lo que se proclamará.
Desde la Delegación Diocesana animan a los lectores a seguir las normas dictadas para el buen funcionamiento
No hay comentarios:
Publicar un comentario