martes, 26 de agosto de 2014

Papa Francisco a los Jueces del Tribunal Eclesiásticos de Argentina: "no se demoren en dar una respuesta a los esposos que piden la nulidad"

Unos trescientos jueces de los tribunales eclesiásticos -los que administran la justicia interna de la Iglesia-, de América latina recibieron la semana pasada una llamada de atención del Papa: no se demoren en dar una respuesta a los esposos que piden la nulidad de su matrimonio. La Iglesia admite que el «sí, quiero» que dan dos novios frente al altar puede estar viciado por alguna causa que vuelve inválido el sacramento celebrado en el casamiento.
Para demostrar esa invalidez la ley de la Iglesia prevé un proceso que debería durar un año y medio, en cambio suelen ser muchos más prolongados y pueden durar hasta una década.

El pedido de una mayor celeridad en los procesos de nulidad matrimonial fue trasmitido por las máximas autoridades de la Rota Romana -la «corte suprema» de la Iglesia- hace pocos días en la Universidad Católica Argentina (UCA) donde se realizó un curso de actualización sobre el matrimonio en el que por primera vez en la historia las máximas autoridades de la Rota Romana salieron de Roma. Hecho que seguramente responde a otro de los pedidos del Papa Francisco a los funcionarios de la Santa Sede: «No sean vaticanocéntricos». Desde Roma llegó el decano de ese tribunal, el italiano Pio Vito Pinto, y dos auditores, el español Alejandro Arellano Cedillo y el argentino Alejandro Bunge, que hasta mayo del año pasado fue decano de la Facultad de Derecho Canónico de la UCA.

Según datos de la Conferencia Episcopal Argentina, entre 2003 y 2013 ingresaron en el Tribunal eclesiástico nacional 1926 pedidos de nulidad, de los cuales recibió respuesta favorable el 88% (1689). Es decir que, analizados los fundamentos y las pruebas presentadas en dos instancias, dos tribunales diferentes coincidieron en que el sacramento en cuestión «nunca existió» o «fue inválido». Del resto, los casos en los que no tuvieron doble sentencia conforme, no se sabe cómo terminaron. La apelación a la Rota Romana, tercera instancia, es opcional y la causa no vuelve al país.


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